El buen resultado final de un jardín depende en gran parte de los detalles, y cuando se trata de crear zonas marcadas con formas curvas o rectas, definir bien los límites es clave para un aspecto perfecto. Para marcar estas líneas podemos utilizar chapa de hierro sin tratar, también llamada chapa negra, chapa galvanizada, chapa de acero con tratamiento cortén o chapa lacada de algún color en especial.
Hoy os muestro las fotos de la obra de un jardín para que veáis cómo se coloca esta chapa, que queda muy bonita y que además evita que una zona invada a la otra y reduciendo así el tiempo y los costes de mantenimiento.

También existen el mercado chapas de acero o de plástico de 1 metro de largo y diferentes alturas y grosores para clavar en el suelo y separar zonas. Es una solución rápida pero en mi opinión no quedan perfectas ni tan bien acabadas comparadas con las colocadas por chapas más largas, pues se notan las uniones y para dar formas curvas quedan picos poco estéticos y mal acabados. Hay una marca que se vende en todo Europa y que se puede encontrar en España en Projar.
 

Para montar la chapa primero tienes que marcar la curva o la recta con varillas bien clavadas en el suelo, 20-30 cm aproximadamente, a las que después soldarás la chapa, que este caso tenía sólo 10 cm porque la tierra estaba muy suelta y no había plantas invasoras por estolones ni rizomas. Después se suelda una varilla lisa sobre la chapa, pues en este caso, al ser curvas, el grosor era fino, de 3mm. Para líneas rectas se recomienda una chapa más gruesa para que no se deforme, de 5mm mínimo. Cuanto más gruesa más recta y menos afilada, por lo que podremos prescindir de la varilla final. Seguro que lo habéis visto así en diversos jardines.

Aquí es cuando se suelda la varilla lisa en el canto de la chapa, para que no sea molesta al pisarla y para darle el toque final a la curva. Queda perfecta!
Perdonad la calidad de estas fotos, son del móvil antiguo.
Luego es muy fácil  pasar tubos de riego o de iluminación por debajo de la chapa,  sobre todo en este caso que la tierra está muy suelta, simplemente hay que cavar para rebasar la chapa y pasarlos. La chapa queda completamente fija en el suelo con las varillas, que tienen más de 30 cm de profundidad y no se mueven.
Este es el resultado final. Ahora podemos plantar, colocar tepe de césped, extender gravillas o colocar paneles de geocelda Nidagravel con la tranquilidad de que no se van a mezclar los materiales y con el contorno bien definido. ¡Espero que os sirvan los consejos!

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