Italia siempre es un acierto. Ya sea por su luz, sus ciudades, su gastronomía, su idioma o su gente, hay algo que engancha. Y no siempre es lo más conocido. Por eso os quería mostrar este jardín cerca de Nápoles. Creo que soy muy afortunada por haber podido visitar un lugar tan impresionante…

 

La Reggia o Castillo de Caserta es una muestra del Barroco en Italia del siglo XVIII, aunque el paso del jardín renacentista al jardín barroco tampoco se puede determinar claramente en Italia. El jardín barroco adoptó numerosos elementos típicos del Renacimiento como la importancia de la perspectiva, la estatuaria clásica, las terrazas integradas en el paisaje o los juegos de agua como espectáculo. En este caso el elemento predominante es el marcado eje unitario «hacia el infinito».
Carlos IV de Borbón le encargó el proyecto de la reggia a Luigi Vanvitelli. Por entonces la tendencia francesa de Versalles se imponía en muchos jardines, pero en Caserta domina el esplendor de los palacios italianos a gran escala. De hecho, las dimensiones de la reggia, superan a las de Versalles, con un eje de 3 km. Os aseguro que mi visita duró más de 4 horas ¡a buen paso!
En el año 1752 comenzaron las obras. La mayor dificultad fue llevar la gran cantidad de agua necesaria para las cascadas y el eje central, llamado el Canalone, y para la residencia. Para ello se construyó un acueducto de 41 km de largo. La presencia de agua es constante tanto en forma de canales como de fuentes y de estanques.

A los lados del eje central se puede pasear por muchos caminos que atraviesan bosques de grandes encinas, que cuando están en el límite con los caminos, sus copas están podadas en vertical para acentuar las líneas rectas de los ejes.
Cuando consigues llegar a lo alto del jardín, en la ladera de la montaña, te encuentras con una escena mitológica que forma parte de una gran cascada. Está formada por dos grupos escultóricos: uno formado por la diosa Diana o Artemis, y la otra por Acteón.

 

Diana es la divinidad griega de la caza, hija de Zeus y de Leto, hermana gemela de Apolo. Su función más antigua, es decir, como reina de los animales de los bosques, es probablemente de origen prehelénico. Era una excelente cazadora y recorría, acompañada de sus ninfas, los montes de Arcadia y Laconia. Además, en muchos aspectos, era la igual de su hermano Apolo: también inflingía castigos a los delincuentes y les daba muerte con sus flechas, como por ejemplo, a la orgullosa Niobe. Inaccesible al amor, se consagró a la virginidad y estaba considerada, sobre todo, como protectora de la castidad. También gozaban de su protección las mujeres encinta. Mientras que su hermano Apolo era considerado el dios del sol, Artemis lo era como diosa de la luna. En Oriente era la diosa de la fecundidad.

 

Los romanos identificaron a Artemis como la diosa itálica Diana. Venerada sobre todo por las clases populares, se la consideraba como protectora de los esclavos. Diana estaba representada como cazadora, con la túnica recogida sobre las rodillas, llevando un carcaj y acompañada de una cierva.

 

 

 

Acteón era un fogoso cazador que espió a Artemis mientras ella se hallaba dándose un baño. La diosa, ofendida, le transformó en ciervo y Acteón fue destrozado por sus propios perros de caza (Ovidio, III).
 
Cuando Vanvitelli murió, en 1773, la época de los grandes jardines barrocos hacía tiempo que había pasado. María Carolina de Austria, esposa de Fernando IV de Borbón, se instaló en Nápoles en 1782 y quiso para Caserta un «jardín inglés» de moda en la época. Se construyó en el lado este del eje. Es una preciosidad la delicadeza de las plantas y el trazado paisajístico crean un gran contraste con la linealidad del eje y la austeridad en las especies vegetales de la parte principal del jardín.
Este jardín lo ví en el año 2004 y las fotos las tomé con mi cámara analógica. Disculpad si no son de muy buena calidad. Os animo a que vayáis y que hagáis mejores fotos ; )
El jardín inglés tiene un horario de visitas más restringido que la entrada principal, os recomiendo planificar la visita e ir con tiempo para poder disfrutar de cada rincón de este jardín tan grande. ¡Y no olvidéis probar la mozzarella di buffala!
Espero que os haya gustado, ¡un saludo!

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