¡Os invito a pasar un día en Munich! siempre desde un enfoque diferente claro, el friki-paisajil-plantil. Vamos a descubrir mucho más que cerveza, salchichas, iglesias, cochazos y bávaros rubios, ¿te vienes?

Y empezamos la jornada, cómo no, en un jardín: el Englischer Garten o Jardín Inglés.

Ya a principios del siglo XVIII el jardín clásico presenta claros síntomas de evolución propia, con un uso libre de los elementos naturales y con la búsqueda de efectos de variedad. Aparecen ya los primeros intentos de sustitución del esquematismo clásico, por lo menos en las partes secundarias del jardín, a modo de bosquetes, como en Marly. Y a finales de siglo, en el periodo final del barroco, cuando la arquitectura se hace rígida en puras formas clásicas, el jardín se disuelve en libres formas paisajistas.
El tratadista Dezallier d’Argenville, codificador del sistema de Le Nôtre, subraya entre los preceptos fundamentales la máxima de que «el arte debe ceder ante la naturaleza«, en el sentido de que los elementos del jardín, aun formando parte de una composición arquitectónica, han de aparecer casi como si hubieran sido dispuestos por la naturaleza misma.
 
Esta transición entre el jardín clásico y el estilo paisajista se debe a la influencia vinculada a evolución de la propia forma clásica, al pensamiento de filósofos y poetas, a la obra de los pintores paisajistas, y al conocimiento del jardín paisajista chino a través de las descripciones de los viajeros.
 
al fondo la Theatinerkirche, la Frauenkirche y la cúpula del Bayerische Staatskanzlei en el Hofgarten

Durante este periodo, Alemania ofreció un ambiente particularmente favorable al desarrollo del jardín paisajista, en especial por obra de un paisajista de excepción: Friedrich Ludwig von Sckell (1750-1823). Su obra más conseguida es el Englischer Garten o Jardín Inglés de Múnich, un enorme parque -uno de los mayores de Europa- donde tuvo ocasión de crear un conjunto paisajista unitario, casi sin limitación física alguna.

aquí todos bebiendo una cervecita fresquita al sol, ¡vivan los Biergarten!
Sckell tuvo la posibilidad de hacer realidad el nuevo ideal de jardín sin las limitaciones que imponía la existencia previa de un jardín barroco. El príncipe Carlos Teodoro gozaba de poca popularidad en Múnich y quería ofrecer el nuevo jardín al pueblo como obsequio. Así el Englischer Garten fue concebido simultáneamente como un especie de panteón para el regente bávaro y como jardín popular destinado al recreo y a la instrucción.
 
Los edificios decorativos del jardín los ideó de estilo clásico. Consideraba que los motivos sentimentales y exóticos, princpalmente la pagoda china construida anteriormente, en 1790, parecían desplazados y tenía la intención de retirarlos. Pero la pagoda fue conservada y se ha convertido en uno de los símbolos del Jardín. Tras ser destruido durante la Segunda Guerra Mundial, fue reconstruida fielmente según el original. Es una variante de la pagoda que diseñó William Chambers para los Kew Gardens de Londres.
En 1838 se construyó sobre una colina el monóptero o templo circular. Sckell no lo pudo presenciar pues murió en 1823.
 
 

Este jardín se puede catalogar como ‘placentero’, puesto que es mayoritariamente popular, y siempre está lleno de gente a pesar del frío en los meses más duros del año. Y como en Múnich la gente va en bicicleta a todas partes siempre hay alguien cruzando por los jardines. La gestión de los carriles bicis y los peatonales es un ejemplo a seguir y además la ciudad está en un llano. Me encantan los remolques para llevar a los niños. Cuando tenga hijos…

Esta curiosa afición la he visto tantas veces en españoles, madrileños, andaluces y estudiantes por el mundo.. que es casi una visita obligada.
 

Si miras el Englischer Garten desde una ortofoto, se puede apreciar que abarca durante varios kilómetros una de las orillas del río Istar, y que realmente no sabes dónde acaba, sobre todo por el norte, pues se confunde con los siguientes parques y las zonas palustres de las afueras de la ciudad. Completamente integrado. Por la zona sur sí tiene un límite más definido, y como punto final, aunque hay que cruzar una avenida, se encuentra el Hofgarten, y nos adentramos en el centro de la ciudad…

El Hofgarten es un parque situado en el interior de la ciudad alemana de Múnich. Fue construido entre 1613 y 1617 por Maximiliano I de Baviera imitando el estilo renacentista italiano. El el centro del parque se encuentra el pabellón dedicado a la diosa Diana construido en 1615 por Heinrich Schön. En el techo del pabellón se encuentra una réplica de la escultura de Hubert Gerhard conocida como Bavaria, creada en 1623. El parque fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial y fue parcialmente rediseñado como un jardín de estilo inglés. En la actualidad el parque se encuentra abierto al público y es un lugar habitual de encuentro de los habitantes de Múnich en el que se puede disfrutar de multitud de artistas callejeros.

simplemente perfectos

 

 

 

Puerta de Sendlinger Tor
Y en esta gran explanada llamada Theresienwiese, presidida por la diosa Bavaria, se celebra cada año el Oktoberfest, fiesta popular mundialmente conocida donde uno se puede empapar de la cultura bávara y degustar las mejores cervezas. ¿Quién se apunta este año?
 
Y una de las cosas que más me llama la atención de la ciudad son las alineaciones de Populus nigra de las calles. Tiene que ser precioso en verano y otoño.. también las ví en el campo de concentración de Dachau, a sólo unos minutos en tren del centro de Múnich.
 
Como enseguida se va la luz os propongo visitar una de las mejores galerías de arte del mundo. En Múnich las colecciones de arte están distribuidas en museos en función de su cronología y están muy cerca unos de otros: esta vez vamos a la Neue Pinakothek, donde se muestran alrededor de 400 pinturas y esculturas del siglo XIX, desde el clasicismo al art nouveau.
 
 
Destacan las pinturas del romanticismo alemán y el impresionismo francés, con obras de Caspar David Friedrich, Edouard Manet, Paul Cézanne y Vincent van Gogh. Y aquí sí que dejaban hacer fotos..
 
Estas pinturas vienen muy «al pelo» pues hace poco disfrutamos en Madrid de la exposición de Jardines Impresionistas… pensaréis ¡basta ya!
 

 

 

Y todavía queda muchísimo más! los jardines de Nymphemburg, Olympia Park, el jardín botánico.. pero lo dejo para otro día. Como ya os podéis imaginar os recomiendo este ciudad para unos días completísimos! a mí me encanta pero quiero volver cuando no sea invierno!

Desde aquí les mando un abrazo a mi querido amigo Stefan y a sus dos compañeros de piso, Lorenz y Stefan, que son encantadores y en todo momento fueron muy atentos conmigo la temporada que estuve viviendo con ellos.

Viele Küsse und bis bald..!

Bibliografía:
Francesco Fariello «La Arquitectura de los Jardines» Editorial Reverté
Ehrenfried Kluckert «Grandes Jardines de Europa»

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