El Bosque Sagrado de Bomarzo es uno de los lugares más especiales y fuera de lo común de los que he ido.. es casi una leyenda, una historia increíble que cuando la conoces no se te quita de la cabeza hasta que vas a verla con tus propios ojos. Yo fui hace ya casi 5 años y repetiría sin dudarlo. Las fotos son de entonces y son regulares pero espero que os teletransporten a esa «atmósfera de misterio» desde vuestra pantalla… Quería haber subido esta entrada hace mucho pero estoy teniendo problemas con la cuenta de picasa, y he decidido comprar más gigas de capacidad, así que iros preparando para muchas más fotos, que me quedan megas para rato..
 

El Sacro Bosco está en el pueblo de Bomarzo, en la provincia de Viterbo, a unos 70 km de Roma. Está escondido entre bosque, lo que hace más intrigante la llegada. Este «jardín» estuvo oculto durante siglos, abandonado por los descendientes de la familia Orsini, que consideraban un objeto de locura aquél lugar. La vegetación fue poco a poco cubriendo las rocas y quedaron completamente enterradas. A finales del siglo XIX un pastor halló por casualidad una roca tallada, que fue desenterrando, hasta quedar maravillado por la dimensión de la imagen de la piedra. Imaginaros qué susto… A medida que iba limpiando la zona iban apareciendo más y más «monstruos» y esculturas… hasta el día de hoy. El jardín no tiene ningún orden ni eje, debido a que las figuras están esculpidas en la propia roca madre, por lo que allí donde afloraba la roca allí se tallaba la imagen.

Lo curioso es que el recorrido marcado de la visita es el contrario al original, es decir, discurre en sentido contrario a como se cree Orsini lo ideó. Desde la entrada te mandan a la derecha y te encuentras de repente entre monstruos. Mientras que si sigues de frente y entras por el final y el recorrido tiene más lógica. O así lo entendí yo en las clases de Rolo en Batres… Así que yo he puesto las fotos en el sentido contrario a la visita.
 

El jardín de los Monstruos de Bomarzo constituye un jardín de fantasía de la época manierista, pintoresco y único en su estilo. A mediados del siglo XVI, el propietario de estos terrenos, Vicino Orsini, había convertido en la tarea de su vida el conseguir un reino del absurdo. Orsini creó su personal intimidad y una peculiar representación de sus sentimientos.. fue como un diario de su dolor. Orsini era un hombre cojo y jorobado, maltratado por las batallas en las que participó durante su juventud. A la repentina muerte de su querida esposa, Julia Farnese, se sumió en una profunda tristeza que marcaría su carácter y sus acciones. Los dolores físicos que padeció también fueron determinantes.

 
 
El jardín de la Villa Orsini resulta intrincado. Fue diseñado de forma consciente con un sistema laberíntico para imponer la arquitectura fantasiosa y los monstruos. Una característica propia del estilo manierista es la omisión consciente de las escalas. La deformación de las proporciones humanas y el desplazamiento de los elementos de la formación arquitectónica crean la ilusión de un universo distorsionado y ponen en tela de juicio la imagen del mundo existente considerada como válida. Las reglas del mundo han perdido su validez en Bomarzo; como si este jardín quisiera liberarse de las leyes de la naturaleza.
 
 
 
 
La Casa de la Distorsión. Este edificio lo construyó así inclinado para que el que entrara sintiera la misma sensación de mareo y pérdida de equilibrio que Orsini padecía. El horizonte se tambalea y los árboles y arbustos tiemblan. Por las escaleras bajas a un nivel inferior por donde continúa el paseo rodeados de imágenes enormes que no guardan ninguna escala con la realidad y el mundo parece revuelto después del desconcierto del equilibrio.
 
Las investigaciones parten de tres fases de las que emerge el jardín, las esculturas y la arquitectura. En el primer periodo, de 1548 a 1552, se construyeron el teatro D’Amore y la plaza con surtidores. En 1558 se inició la segunda fase de construcción. En el eje que partía de la primera fase se dispusieron el lago artificial, la fuente de Pegaso, la fuente del Barco y el estanque de los peces. Los trabajos se prolongaron hasta 1564 y después, hasta el año 1580 aproximadamente se trazó la plaza superior con sus jarrones monumentales, la plaza de Perséfone, y se construyó el tempietto. Por último, se crearon los monstruos.
 
 
La fuente del Pegaso simboliza el Parnaso y manifiesta el poder de la literatura. Fijaros en la gran boca del pez que aparece al fondo en esta última foto…
 
 
La monstruosa figura del furioso Rolando, que con la fuerza de sus manos, descuartiza a un guerrero, transmite mucho dolor y sorprende por su tamaño, crudeza y expresividad…
 
 
Esta imagen de la Garganta del infierno que parece tan dramática tiene un punto cómico, como si se estuviera riendo… Representa el castillo de Bomarzo sobre la Tierra. Los monstruos fueron creados en la última etapa del jardín y Vicino Orsini mandó pintarlos de colores alegres en sus últimos años de vida.
 
 
 
 
 
El parque, con sus monstruos, sus figuras de dioses, sus arquitecturas absurdas, sus referencias literarias, y sus muchas inscripciones crípticas, debía ser un lugar de ilusión óptica y asombro. Orsini, que era un aristócrata instruído, pretendía competir con las Siete Maravillas del mundo clásicas presentando otras nuevas: los sucesos misteriosos de las gestas mitológicas, la ilusión de los sentidos mediante perspectivas distorsionadas y la naturaleza laberíntica. De esta manera creó un mundo opuesto a la concepción racionalista del mundo propia de su época. El jardín de la Villa Orsini de Bomarzo no se puede comparar con ningún otro jardín. Orsini trabaja con piezas renacentistas, pero distorsionando los elementos artísticos y presentándolos de una manera ilusoria. También se pueden establecer similitudes con los posteriores jardines barrocos, véase Villa Pratolino, pero sólo si se imagina ordenado y como un conjunto difuso… pero entonces no tendría la magia de le caracteriza.
 
Este jardín se llena los fines de semana y ves a la gente paseando tranquilamente, felices y sorprendidos por las maravillas que les rodean, jugando con las imágenes y haciéndose fotos, yo incluída (por suerte fui entre semana y no había nadie). Pero lo que realmente me turba es que, lo que hoy visitamos casi como un parque temático de atracciones, hace siglos, para una persona, estas imágenes fueron su manera de expresar su dolor, su miedo, sus fantasías y sus más profundos sentimientos. Y eso me hace reflexionar en los míos propios, a la vez me crea un profundo respeto y una gran admiración por este lugar y su origen… os recomiendo que vayáis al menos una vez en la vida para experimentar esas sensaciones y sacar vuestras propias conclusiones, y mejor un día con niebla..
 
Hasta pronto…
 
 

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