Después de la pequeña introducción del post anterior,  hoy recorremos de principio a fin los jardines del Museo Lázaro Galdiano. Y si el Museo custodia una de las mejores colecciones de arte de España el jardín puede presumir de ser uno de los más encantadores y tranquilos de Madrid. Estoy segura de que este lugar os va a enamorar!

El jardín, también llamado Parque Florido, por el apellido de la mujer de Lázaro Galdiano, rodea por completo el edificio y la diferencia de cotas existente entre los distintos niveles se resuelven con suaves pendientes y caminos sinuosos, además de con las escaleras originales. Los grandes ejemplares de árboles como el almez Celtis australis, los cedros del Himalaya, los cipreses o los magnolios Magnolia grandiflora han sabido adaptarse a las nuevas praderas de planta cobertera como los Ophiopogon o la Pachysandra y las pendientes que comentaba se han contenido y protegido con una sabia plantación de acantos Acanthus mollis que funciona a la perfección en zonas de sombra. Es lo que mejor estaba el día de la visita, hace una semana.

El estado actual actual del jardín responde a una remodelación que se hizo desde el año 2001 al 2004, y que estuvo dirigida por Ana Luengo y su madre Carmen Añón, socia y colaboradora respectivamente del estudio Citerea.

Acanthus mollis
Pachysandra terminalis
Ophiopogon jaburan
Ophiopogon nigra

Ya veis que pasé una mañana muy entretenida y muy agradable paseando por estos jardines del Parque Florido. Tanto me gustó que después estuve buscando documentación y amablemente todo el equipo de la Fundación Lázaro Galdiano me ha facilitado muchísima información que estoy resumiendo para compartirla con vosotros.

¡Espero que os hayan gustado las fotos y muchas gracias por los comentarios!

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